ORIGEN EMOCIONAL DE LAS LESIONES....


Aunque a algunas personas les suene extraño oír hablar del origen emocional de las lesiones, la medicina holística lo tiene claro: "la inmensa mayoría de las dolencias físicas tienen que ver con un sistema nervioso alterado."

Un sistema nervioso alterado provoca ansiedad y angustia en la parte emocional de la persona. A nivel físico, las consecuencias son las contracturas musculares y el peso gravitatorio. Se podría decir que el peso gravitatorio es la carga de la vida que soporta el individuo en sus hombros.

Todos los problemas sociales (el trabajo, el desempleo, los impagos, la hipoteca, etc.) se concentran en el hombro derecho. En los niños, ocurre lo mismo por la carga escolar o las malas relaciones con los compañeros de clase. Esta carga empuja el omoplato derecho hacia abajo y, en consecuencia, el omoplato izquierdo se eleva.

Las cargas afectivas (desengaños amorosos, rupturas de pareja, malas relaciones entre padres e hijos, celos entre hermanos, etc.) van a parar al hombro izquierdo. Todo este peso presiona el hombro izquierdo hacia abajo, mientras que el omoplato derecho se desplaza hacia arriba. Independientemente del costado que sufra el peso gravitatorio, siempre se produce una descompensación en la estructura ósea de la persona. Es el primer paso del origen emocional de las lesiones.

La escoliosis, como primera anomalía
Cuando el desequilibrio entre los dos omoplatos supera los 1,5 centímetros, la cadera se desplaza para compensar y buscar el equilibrio. Todos estos desplazamientos mantienen el esqueleto en equilibrio, pero la columna vertebral sufre importantes torsiones. Así se generan las escoliosis. La desviación de la espalda se produce porque sus cimientos (las lumbares y el cóccix) están desplazados.

Es un error creer que las desviaciones de la columna tienen su origen en una mala higiene postural. Todo lo contrario. La persona, inconscientemente, se sienta mal para encontrar la postura de reposo más cómoda a tenor de su escoliosis.

Las consecuencias del desplazamiento de la cadera
También es un error creer que un individuo tiene una pierna más larga que la otra.

En la inmensa mayoría de los casos lo que ocurre es que hay un desplazamiento de cadera. En consecuencia, la persona carga más una pierna que la otra y eso se traduce en problemas de rótula y de menisco, a causa de un desgaste natural. Por eso también es recomendable reforzar la musculatura superior (el cuádriceps) para aliviar la rodilla de tanta presión.

Por otra parte, el desplazamiento de la cadera a menudo produce que un pie soporte más carga gravitatoria y la superficie de apoyo esté descompensada respecto al otro. La persona notará dolor en la planta del pie o tendrá los dedos encogidos porque los tendones acaban inflamados a causa del exceso de presión.

¿Queréis más ejemplos del origen emocional de las lesiones?

La curvatura de la espalda también puede derivar en vértebras desplazadas, rozaduras y pinzamientos, protuberancias, o calcificaciones y vértebras soldadas. Si las vértebras están bien alineadas y existe un espacio entre ellas, nunca se formará una hernia discal.

Las intervenciones quirúrgicas pueden solucionar solo parcialmente las hernias discales puesto que, si continua habiendo la carga del peso gravitatorio, es probable que aparezca una segunda hernia en otra parte de la columna.

Los pinzamientos también son problemáticos. La ciática (pinzamiento del nervio ciático) produce un dolor que puede recorrer toda la pierna e impedir que la persona camine. Las tendinitis, con el paso del tiempo, se vuelven crónicas y provocan un dolor en los brazos que incapacita al individuo para levantar pesos.

Los pinzamientos también son la causa de los dolores cervicales.

La alteración del sistema nervioso que propicia el origen emocional de las lesiones siempre lleva asociados sentimientos de miedo y de impotencia respecto a diferentes cuestiones de la vida: relaciones sentimentales, trabajo, dinero, estudios…

Ese bloqueo afecta la zona de los riñones, que se inflaman y debilitan la zona lumbar. Este debilitamiento también hace que las vértebras puedan rozarse o golpearse al hacer cualquier tipo de ejercicio y aumenta las posibilidades de sufrir dolencias físicas.

La fibromialgia, máxima alteración del sistema nervioso

La máxima alteración del sistema nervioso (el tercer grado) es la contracción de la musculatura de todo el cuerpo, debido a la inflamación de todos los tendones. Es lo que conocemos como fibromialgia, que conlleva un agotamiento y un dolor prácticamente insoportable.

¿Cómo solucionar estas dolencias?

Empezar por distensionar la musculatura y recolocar la estructura ósea es como empezar la casa por el tejado. La persona notará una mejora justo después del tratamiento, pero al cabo de pocos días las molestias persistirán.

Para solucionar de manera definitiva estas dolencias, hay que ir al origen emocional de las lesiones: la alteración del sistema nervioso.

Se pueden combinar diferentes terapias para reforzarlo: acupuntura, naturopatía, masajes neurosedantes, reflexología podal, shiatsu… Si también es necesario que intervenga la osteopatía, deberá hacerlo sólo cuando el sistema nervioso esté suficientemente fuerte y haya bajado el nivel de las contracturas y del peso gravitatorio. Sin embargo, hay ocasiones en que no hace falta recurrir a la osteopatía porque, gracias a la memoria celular que poseen todas las células (incluso las óseas), éstas recuperan su estado natural de salud.

En todos los casos le recomendamos consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente. La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa.

El problema no son nuestras peores emociones, el miedo, la ansiedad, la tristeza, la rabia, la ira, incluso el odio, el rechazo. El problema es que no queremos sentirlas, la evasión.

Nos pasamos gran parte de la vida resistiendo y luchando con nuestro dolor y esto es a menudo la causa de más sufrimiento. No nos han enseñado a sentirlo, no estamos acostumbrados a sentirnos y llevamos así mucho tiempo, desde muy pequeñitos.
¿Qué hacemos cuando estamos con alguien que está compartiendo con nosotros un momento de dolor, y comienza a llorar? Nos sentimos incómodos!, de todas las maneras queremos que deje de hacerlo, le secamos las lágrimas, cambiamos el tema para que la persona “se evada”, le damos una palmadita en el hombro con un “Ale, ale, ya pasó”, pero no le sostenemos en su dolor, no nos adentramos ahí, intentamos de todos los modos que deje de sentir eso que está sintiendo en ese momento… pero eso que está sintiendo, se queda dentro. Energéticamente, esto genera un bloqueo.

Casi todos tenemos alguna parte en nuestro cuerpo más débil, un órgano más sensible, alguna tendencia a cierta enfermedad o a ciertos síntomas bien por predisposión genética, por haber sufrido algún trauma previo..etc.. Esas debilidades son consecuencia de una debilidad energética previa en ese órgano, tejido o zona concreta. Cuando nuestras emociones se están reprimiendo, se generan cargas, que tienden a acumularse en las zonas más debilitadas energéticamente, empeorando aun más los síntomas, ya que esa carga aumenta la restricción de energía que ya de por si ese lugar está teniendo. El trasfondo es bastante más complicado y hay más factores, pero en esencia, esto es lo que ocurre, y como nos negamos a sentir el dolor, nos lo llevamos puesto: fibromialgias, dorsalgias, contracturas, nódulos, quistes… son cristalizaciones energéticas, las hay de todo tipo.

Casi 100 millones de adultos estadounidenses sufren dolor crónico según un artículo publicado en The Journal of Pain (La misión de este organismo es mejorar la atención de los pacientes con dolor al proporcionar un foro para investigadores clínicos, científicos y otros profesionales de la salud donde se publican investigaciones y últimos recursos para paliar el dolor).
Hay técnicas que nos pueden ayudar.

A continuación os voy a explicar una práctica muy sencilla, que puede realizarse en 2 minutos.

Con ella, comenzamos a probar un enfoque radicalmente diferente, y hay evidencias de que produce una mejoría en los síntomas, nos hace más presentes, enfocados y capaces de prestar atención a lo que de verdad importa.

Es una técnica de “atención plena”, también conocida como Mindfulness, meditación Vipassana… qué importa el nombre, lo importante es la esencia.
Hay numerosas publicaciones clínicas que confirman esto, y sus beneficios:
Efectividad de la atención plena meditación (Vipassana) en el tratamiento del dolor lumbar crónico

Efectos inmediatos de mejoría tras una breve práctica de atención plena sobre el cuerpo, en pacientes con dolor crónico
Eficacia de Mindfulness en el tratamiento del dolor crónico y la comorbilidad psicológica: Un meta-análisis
Alivio del dolor relacionado con la meditación de atención plena: La evidencia en los mecanismos cerebrales de regulación del dolor
Desórdenes de somatización y práctica de atención plena

Estos don sólo algunos, pero hay cientos.

Dejémonos de teoría, y vayamos a la práctica:
1) Sentado o tumbado, cierra los ojos y haz un par de respiraciones profundas.

2) Comienza visualizando una situación desagradable que hayas experimentado recientemente. Un problema laboral, una discusión de pareja, amigos, familiares. Lo que sea que te haya estado preocupando últimamente. No es necesario que sea algo muy profundo o traumático.

3) Toma conciencia de cómo se siente eso en tu cuerpo. Cómo empiezas a sentirte mientras visualizas. Con todos los detalles. Si se siente como nerviosismo, como un nudo en el estómago, una punzada en algún lugar del cuerpo, el corazón se acelera, tal vez sientes un ligero dolor de cabeza. Suave, tranquilo, toda la atención está en tu cuerpo ahora. Siente todo eso. No tienes que pensar en nada, sólo sentirlo. Respira tranquilo.

4) Una vez hayas sintonizado con las sensaciones, permítelas. Ten la actitud de “permitir” que se sientan. Simplemente, déjate sentirlas. Deja que salgan, que se manifiesten. No pienses, no controles, sólo siente. Tanto si es algo físico o emocional. Siente. Habitualmente aparecerán y se disolverán a medida que las dejes “entrar”…se irán. Cuanto más las resistas, más persistirán.

5) Percibe esta oportunidad que te estás dando, de sentirte.
Cuando lo sientas, abre los ojos, y sigue con lo que estabas haciendo, pero no te olvides de volver a ti, tantas veces como lo necesites. Esta es una puerta hacia tu libertad.

El cuello es una parte muy importante del cuerpo que une la cabeza al resto del organismo y, en el sentido metafísico, el cuerpo espiritual con el material. El dolor de cuello se manifiesta cuando la persona mueve la cabeza en cierta dirección. Si la rigidez es intensa, se llama tortícolis.

Como el cuello es una de las partes flexibles del cuerpo, todo problema en él denota inflexibilidad en la persona que lo padece. Esta persona no quiere hacer frente a una situación porque no la puede controlar como quisiera. Tiene miedo de ver o de escuchar lo que pasa a su espalda, del mismo modo en que la rigidez en su cuello le impide girar la cabeza hacia atrás. Hace como que la situación no le molesta, pero en realidad siente muchas emociones.

La presencia de este padecimiento te indica que la razón por la cual no quieres hacer frente a la situación no es buena para ti. Esta actitud mental te lleva a ponerte rígido y no te ayuda a encontrar una solución. Si tienes miedo de lo que pueda pasar a tus espaldas, date cuenta de que este temor es producto de tu imaginación y no de la realidad. Te sugiero que hables con la persona o personas involucradas y las expreses al mismo tiempo lo que crees y lo que temes.
Para más datos, observa si la rigidez de tu cuello te impide mover la cabeza para decir sí o no.

Si te es difícil moverla para decir sí, la razón por la cual te impides decírselo a alguien o a una situación dada no es válida. Descubre el temor que te impide decir sí. Te sugiero que después verifiques con la persona relacionada si tu temor está justificado realmente. En resumen, si el dolor te impide decir sí, tu cuerpo te dice que lo mejor para ti es decir sí. Te dice que tu terquedad, tu inflexibilidad, te perjudica mucho más de lo que te ayuda en la situación que vives. Si lo que se te dificulta es decir no, sigue el mismo procedimiento.

El cuello es la parte del cuerpo que soporta la cabeza. Este nexo entre el cuerpo y la mente es también el puente que permite a la vida manifestarse, es la expresión viva, el que autoriza el movimiento más fundamental. Representa la flexibilidad, la adaptabilidad y la dirección anticipada. Es multi – direccional y amplia mi visión exterior del universo.
Lo puedo ver todo alrededor mío y, gracias a la flexibilidad de mi cuello, puedo mirar una situación bajo todos los ángulos (delante, atrás…). Mi punto de vista se vuelve más objetivo.

Un cuello en buena salud me permite tomar las mejores decisiones. Todo lo que da la vida pasa por el cuello: el aire, el agua, los alimentos, las circulaciones sanguínea y nerviosa. Une la cabeza con el cuerpo y permite la libre expresión de sí, la palabra viva (voz) y el amor.

El cuello separa pues lo abstracto de lo concreto, lo material de lo espiritual.
Es importante mantener mi cuello en buena salud porque me permite ver lo que me rodea con una menta abierta, dejando de lado cualquier forma de obstinación y estrechez mental (cuello rígido).

Ya que la garganta se sitúa en el nivel del cuello, si tengo dificultad en tragar mis emociones, si las “reprimo”, esto puede crear una tensión en el nivel de mi cuello en donde se halla el centro de energía de la comunicación.

Al corresponder el cuello a la concepción, también representa mi sentimiento de pertenencia, mi derecho de estar en esta tierra, dándome así un sentimiento de seguridad y de plenitud..


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