¿Qué pasaría si desaparecieran las abejas?
“Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre sólo
le quedarían 4 años de vida” ...Albert Einstein
Quizás a
simple vista, el hecho de que las abejas estén desapareciendo puede parecer un
tanto irrelevante, y este punto de vista sólo se podría deber a la ignorancia,
ya que las abejas constituyen una parte fundamental del engranaje de la vida.
Si las abejas desaparecen, las plantas no
podrían ser polinizadas y, por lo tanto, no podrían reproducirse, con lo cual
terminarían extinguiéndose. Obviamente, los animales herbívoros desaparecerían
al quedarse sin alimentos y, por consiguiente, los carnívoros también lo
harían.
“Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre sólo le quedarían 4 años de vida”
Albert Einstein
Aunque
lo más importante es, que las plantas absorben dióxido de carbono y
generan oxígeno. Y la gracia de todo esto
es que, aparte de comernos el maravilloso manjar que supone la miel de las
abejas, también comemos plantas y animales, e incluso hasta respiramos. Haber
qué hacemos sin comida y sin oxígeno…
“Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre sólo le quedarían 4 años de vida”
Albert Einstein
Un
extraño virus está detrás de la muerte de millones de abejas...
- • El microorganismo, descubierto en Israel en el 2004, actúa en los insectos debilitados
La
desaparición masiva de abejas en colmenas de EEUU y posiblemente de otros países
del mundo está vinculada a un virus conocido con las siglas IAPV, según sostiene
una investigación norteamericana que se publica hoy en la revistaScience.
Los autores del trabajo descartan como origen de la rara enfermedad la acción de
un ácaro o de un hongo, como a menudo se ha sugerido, pero al mismo tiempo creen
que los estragos causados por el IAPV han contado posiblemente con la
colaboración de factores ambientales.
El síndrome del despoblamiento de las colmenas, en inglés CCD (Colony Collapse Disorder), se detectó por primera vez en EEUU en 1996, aunque hasta el 2003 no alcanzó carácter de grave epizootia, con numerosos casos documentados en España y otros países europeos (Alemania, Italia, Portugal, Bélgica, Polonia, Holanda, Grecia). En las colmenas afectadas por el CCD, las abejas adultas desaparecen dejando la miel y el polen recolectado, pero prácticamente nunca se detectan insectos muertos porque fallecen en el campo, lejos de su colonia.
Los investigadores secuenciaron genéticamente los intestinos de abejas sanas y enfermas en busca de diferencias --microorganismos como bacterias, virus y hongos-- que explicaran el síndrome. Las muestras fueron tomadas en diversas regiones continentales de EEUU, aunque también se compararon con abejas sanas y jalea real procedentes de Hawai, Australia y China.
El principal resultado fue el hallazgo en las colmenas enfermas de una variante del IAPV (israeli acute paralysis virus), un patógeno que fue identificado por primera vez en Israel en el 2004. "Podría ser la causa potencial del CCD", explicó ayer prudentemente uno de los autores del trabajo, Ian Lipkin, de la Universidad de Columbia, en Nueva York. No se ha probado una relación causal entre el agente infeccioso y el CCD, dice el artículo de Science, pero el IAPV fue el único microorganismo presente en prácticamente todas las muestras procedentes de colmenas afectadas.
ENFERMAS, PERO SIN COLAPSO
El próximo objetivo, prosiguió Lipkin, será determinar si el virus es la única causa del fenómeno o bien están implicados otros factores --como una toxina, el abuso de insecticidas químicos, parásitos, una nutrición escasa o la sequía-- que contribuirían a debilitar las abejas. En el mismo sentido se pronunció Jeffery Pettis, entomólogo del Ministerio de Agricultura de EEUU y coautor del estudio: "Esta investigación proporciona una excelente pista, pero es poco probable que el IAPV sea la única causa del CCD". Por ejemplo, análisis genómicos de abejas sanas importadas de Australia detectaron el virus, pero sus colmenas no desarrollaban el CCD. Una de las posibles causas es que las abejas de Australia no están infectadas por la varroa, un parásito habitual en las colmenas americanas y europeas que debilita el sistema inmunitario.
Los científicos han descartado también como "muy poco probables" varias hipótesis estrambóticas sugeridas en los últimos meses, como las radiaciones emitidas por las ondas de telefonía móvil --que supuestamente desorientarían a los insectos-- y la implantación de cultivos transgénicos.
El síndrome del despoblamiento de las colmenas, en inglés CCD (Colony Collapse Disorder), se detectó por primera vez en EEUU en 1996, aunque hasta el 2003 no alcanzó carácter de grave epizootia, con numerosos casos documentados en España y otros países europeos (Alemania, Italia, Portugal, Bélgica, Polonia, Holanda, Grecia). En las colmenas afectadas por el CCD, las abejas adultas desaparecen dejando la miel y el polen recolectado, pero prácticamente nunca se detectan insectos muertos porque fallecen en el campo, lejos de su colonia.
Los investigadores secuenciaron genéticamente los intestinos de abejas sanas y enfermas en busca de diferencias --microorganismos como bacterias, virus y hongos-- que explicaran el síndrome. Las muestras fueron tomadas en diversas regiones continentales de EEUU, aunque también se compararon con abejas sanas y jalea real procedentes de Hawai, Australia y China.
El principal resultado fue el hallazgo en las colmenas enfermas de una variante del IAPV (israeli acute paralysis virus), un patógeno que fue identificado por primera vez en Israel en el 2004. "Podría ser la causa potencial del CCD", explicó ayer prudentemente uno de los autores del trabajo, Ian Lipkin, de la Universidad de Columbia, en Nueva York. No se ha probado una relación causal entre el agente infeccioso y el CCD, dice el artículo de Science, pero el IAPV fue el único microorganismo presente en prácticamente todas las muestras procedentes de colmenas afectadas.
ENFERMAS, PERO SIN COLAPSO
El próximo objetivo, prosiguió Lipkin, será determinar si el virus es la única causa del fenómeno o bien están implicados otros factores --como una toxina, el abuso de insecticidas químicos, parásitos, una nutrición escasa o la sequía-- que contribuirían a debilitar las abejas. En el mismo sentido se pronunció Jeffery Pettis, entomólogo del Ministerio de Agricultura de EEUU y coautor del estudio: "Esta investigación proporciona una excelente pista, pero es poco probable que el IAPV sea la única causa del CCD". Por ejemplo, análisis genómicos de abejas sanas importadas de Australia detectaron el virus, pero sus colmenas no desarrollaban el CCD. Una de las posibles causas es que las abejas de Australia no están infectadas por la varroa, un parásito habitual en las colmenas americanas y europeas que debilita el sistema inmunitario.
Los científicos han descartado también como "muy poco probables" varias hipótesis estrambóticas sugeridas en los últimos meses, como las radiaciones emitidas por las ondas de telefonía móvil --que supuestamente desorientarían a los insectos-- y la implantación de cultivos transgénicos.
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