Consolación

Tesalonicenses I   5: 4,28

“Mas vosotros, hermanos, no vivís en las tinieblas para que ese día os sorprenda como un ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. No lo somos de la noche ni de las tinieblas. Así pues, no durmamos como los otros, sino vigilemos y permanezcamos en estado de alerta. Porque los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Nosotros, sin embargo, que somos del día, permanezcamos en estado de alerta, revestidos de la coraza de la fe y de la caridad, y del yelmo de la esperanza en la salvación. Pues Dios no nos ha destinado a la ira sino a la posesión de la salvación por Jesucristo, nuestro Señor, quien murió por nosotros, para que, ya vivos  ya muertos, vivamos juntamente con él. Por esto, consolaos mutuamente y edificaos unos a otros, como ya lo hacéis. Os suplicamos, hermanos, que tengáis consideración con aquellos que trabajan entre vosotros, que os presiden en el Señor y os amonestan. Manifestad hacia ellos especial afecto a causa de su trabajo. Vivid en paz unos con otros. Os suplicamos, hermanos, que reprendáis a los holgazanes, alentéis a los apocados, confortéis a los débiles, tengáis paciencia con todos. Cuidad de que nadie devuelva mal por mal, sino en toda ocasión fomentad el bien entre vosotros y entre todos.

Estad siempre alegres; orad sin cesar; dad gracias en todo momento, porque ésa es la voluntad de Dios en Cristo Jesús, con relación a vosotros. No extingáis el espíritu, no despreciéis las profecías; sino examinadlo todo y quedaos con lo bueno. Apartaos de toda clase de mal. Que el Dios mismo de la paz os santifique totalmente, y que todo vuestro ser –espíritu, alma y cuerpo– se conserve irreprochable para la Parusía de Jesucristo nuestro Señor(Parusía : Señala la segunda venida de Cristo, en gloria, y para establecer el orden y justicia definitivos. Nadie sabe la hora...).

Aquel que os ha llamado es fiel, y asi lo hará.

Hermanos, rogad también por nosotros. Saludad a todos los hermanos con el ósculo santo. Os conjuro por el Señor que sea leída esta carta a todos los hermanos. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. 

 Tesalonicenses I   5: 4,28

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