Afirmaciones Científicas para la curación
PARAMAHANSA YOGANANDA
AFIRMACIONES CIENTÍFICAS
PARA LA CURACIÓN
TEORÍA DE LA CURACIÓN
1. Origen del efecto de las Afirmaciones
La palabra del hombre es el Espíritu en el hombre. Las palabras habladas son sonidos producidos por las vibraciones de los pensamientos. Los pensamientos son vibraciones emitidas por el ego o por el alma. Deberíais saturar cada una de vuestras palabras con las poderosas vibraciones de vuestras almas. Si un hombre es incapaz de infundir en sus palabras la fuerza del espíritu, el suyo es un lenguaje muerto. Cuando hablamos demasiado, o cuando exageramos o falseamos los hechos, nuestras palabras se vuelven tan inefectivas cual balas de papel disparadas con un rifle de juguete. Es por ello que tanto las palabras como las plegarias de personas locuaces o inescrupulosas en su lenguaje, suelen carecer de poder para operar un cambio positivo en el curso de los acontecimientos. Las palabras de los hombres deberían expresar no solamente la verdad, sino también su propia comprensión y realización [de dicha verdad]. Un lenguaje desprovisto de la fuerza del espíritu, se asemeja a una coronta de maíz desprovista de sus granos.
El Poder Espiritual de la Palabra Humana
Palabras colmadas de sinceridad, convicción, fe e intuición, actúan como bombas vibratorias altamente explosivas, cuyo estallido desintegra las rocas de las dificultades, operando la transformación deseada. Evitad pronunciar palabras desagradables, aun cuando se refieran a hechos verídicos. Cuando, ante un conflicto, repetimos afirmaciones sinceras, con plena comprensión, sentimiento y determinación, éstas atraen infaliblemente la ayuda de la Omnipresente Fuerza Cósmica Vibratoria. Apelad a dicho Poder con confianza infinita, desechando toda duda; de otro modo la flecha de vuestra atención errará el blanco. Una vez que hayáis sembrado en la tierra de la Conciencia Cósmica las semillas de vuestras oraciones, no las excavéis a menudo, con el objeto de comprobar si han germinado o no... Concededles a las fuerzas divinas la oportunidad de operar ininterrumpidamente.
El Poder Divino del Hombre
No existe nada superior a la Conciencia Cósmica o Dios. Su poder sobrepasa infinitamente los límites de la mente humana. Así pues, buscad sólo Su ayuda, lo cual no significa que deberíais volveros pasivos, inertes o crédulos, así como tampoco que deberíais despreciar el poder de vuestras propias mentes. El Señor ayuda a quienes se ayudan a sí mismos. Él os ha dotado de los poderes de la voluntad, la concentración, la fe, la razón y el sentido común, con el objeto de que hagáis uso de ellos en vuestros esfuerzos por liberaros de las perturbaciones físicas y mentales. Deberíais aplicar todos estos poderes, más apelando simultáneamente a la ayuda de Dios. Al emitir vuestras oraciones o afirmaciones, hacedlo siempre con la confianza de que estáis empleando vuestros propios poderes –poderes recibidos de Dios- ya sea para sanaros a vosotros mismos o a otros. Pedid la ayuda divina; más simultáneamente tomad conciencia del hecho de que sois vosotros mismos quienes estáis haciendo uso, como los amados hijos del Señor, de los dones que habéis recibido de Él - la voluntad, la emoción y la razón- para resolver todos los complejos problemas de la vida. Debería establecerse un equilibrio entre el concepto medieval de la dependencia total del hombre con respecto a Dios, y el hábito moderno de depender totalmente del ego.
Aplicación de la Voluntad, el Sentimiento y la Razón
La actitud mental debería adaptarse al tipo de afirmación que se aplique: afirmaciones relacionadas con la voluntad, deben acompañarse de una enérgica determinación; afirmaciones relacionadas con los sentimientos deben acompañarse de devoción; afirmaciones relacionadas con la razón, deben acompañarse de un claro entendimiento. Cuando se desea sanar a otros, se debe seleccionar un _ tipo de afirmación que concuerde con el temperamento del paciente, sea éste activo, imaginativo, emotivo o reflexivo. Condición - fundamental en la práctica de toda afirmación es la intensidad de la atención, más la continuidad y la repetición son también factores de considerable importancia. Repetid atenta y reiteradamente vuestras afirmaciones, saturándolas de devoción, voluntad y fe... y no os inquietéis por los resultados: éstos habrán de producirse naturalmente, como fruto de vuestros esfuerzos. Durante el proceso de curación física, la atención debe concentrarse en los infinitos poderes de la mente y no así en la enfermedad misma, ya qué esto último puede debilitar la fe. Cuando se trata de superar perturbaciones mentales, tales como el temor, la ira, los malos hábitos, etc., la concentración debe fijarse en la cualidad opuesta a la que se desea vencer. Así por ejemplo, para superar el temor, debe cultivarse la conciencia del valor; para superar la ira, la conciencia de la paz; para superar la debilidad, la conciencia de la fortaleza; para superar la enfermedad, la conciencia de la salud, etcétera.
Origen Mental de las Enfermedades Crónicas
Cuando luchamos por recuperar la salud perdida, a menudo solemos prestar mayor atención al poder avasallador de la enfermedad en lugar de concentrarnos plenamente en la posibilidad de sanar; en esta forma, permitimos que la enfermedad corporal se convierta en un hábito tanto mental como físico. Este fenómeno se manifiesta especialmente en las personas tensas y aprensivas. Todo pensamiento depresivo, todo pensamiento de felicidad, de irritabilidad o de calma, graba su surco sutil en las células cerebrales, fortaleciendo nuestras tendencias ya sea hacia la enfermedad o hacia el bienestar. Nuestras subconscientes "ideas-hábitos", ya sea de salud o de enfermedad, ejercen una poderosa influencia sobre nuestro ser. Las enfermedades rebeldes - tanto mentales como físicas- poseen siempre una profunda raíz en la mente subconsciente. Para eliminar la enfermedad es necesario arrancar estas ocultas raíces. Es por ello que toda afirmación consciente debe ser practicada con la fuerza suficiente como para que sea capaz de imprimir [su verdad] en la mente subconsciente; entonces esta última influirá a su vez en forma automática sobre la conciencia. Así pues, las afirmaciones vigorosas que se practican en forma consciente, actúan tanto sobre la mente como sobre el cuerpo a través de la mediación de la mente subconsciente. Las afirmaciones efectuadas con una fuerza aún mayor, alcanzan no sólo a la mente subconsciente sino también a la supraconsciente, mágica surtidora de poderes milagrosos. Toda afirmación de una Verdad debe ser practicada aplicando en ella la voluntad, el sentimiento, la inteligencia y la devoción. No debe permitirse que la atención se distraiga. Es necesario entrenar la atención cual si se tratase de un niño travieso; cada vez que se desvía de su objetivo, se le debe traer de regreso y enseñarle, una y otra vez, en forma repetida y paciente, a concentrarse en la tarea que se le ha asignado.
Fe y Atención: Dos Factores Necesarios
Si se desea que una afirmación alcance la supraconsciencia, dicha afirmación debe estar libre de toda duda e incertidumbre. La atención y la fe operan cual antorchas, capaces de conducir hasta las mentes subconsciente y supraconsciente incluso aquellas afirmaciones que se practican sin una plena comprensión de su significado. La paciencia y la repetición atenta e inteligente, operan maravillas. Las afirmaciones practicadas para sanar perturbaciones físicas o mentales crónicas, deberían repetirse con frecuencia, profundidad y continuidad, hasta que lleguen a formar parte integrante de nuestras más hondas convicciones intuitivas. Jamás deberíamos prestar atención alguna al hecho de que el estado de nuestra salud permanezca estacionario o incluso se agrave. Es preferible morir - si la muerte ha de venir- con la convicción de poseer una salud perfecta, antes que con la idea de que se es víctima de un mal físico o mental incurable. Aun cuando, de acuerdo al conocimiento actual del hombre, la muerte constituya irrevocablemente el fin de nuestro cuerpo, el poder del alma es capaz de modificar la "hora señalada".
2. La Curación es Producida por la Energía Vital
Jesús afirmó: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". (Mateo 4:4) La "Palabra" es la Energía Vital o la Fuerza Cósmica Vibratoria. La "boca de Dios" es el bulbo raquídeo, ubicado en la parte posterior del cerebro la cual se adelgaza progresivamente, fundiéndose en la médula espinal. Esta zona del cuerpo humano, la más vital de todas, constituye el divino portal ("boca de Dios") a través del cual penetra la "Palabra" o Energía Vital que sostiene al hombre. En las escrituras hindúes y cristianas, la Palabra es designada con los términos de Om y Amén, respectivamente. Sólo aquel Poder Perfecto [el de la Palabra o Energía Vital] es capaz de restablecer la salud; todos los métodos de estimulación externos actúan sólo en la medida en que cooperan con la Energía Vital, y carecen de todo valor en su ausencia. Curación de Acuerdo al Temperamento Las drogas prescritas por la medicina, los masajes, los ajustes de la columna vertebral y las estimulaciones eléctricas, pueden servir de ayuda en la recuperación de la perdida armonía de las células, ya sea a través de su acción química sobre la sangre o a través de su efecto fisiológico. Estos métodos externos suelen a veces cooperar con la Energía Vital en el proceso de la curación, mas carecen de todo poder si se les aplica a un cuerpo muerto, del cual la Energía Vital se ha retirado. Pocos son los que saben que, de acuerdo a la naturaleza particular de cada individuo - sea ésta imaginativa, intelectual, idealista, emocional, volitiva o combativa- es posible aplicar en forma especial ya sea la imaginación, la razón, la fe, la emoción, la voluntad, o el esfuerzo, respectivamente. Coué ha destacado el valor de la autosugestión *; (* El método de psicoterapia utilizado por Coué se basaba en el poder de la imaginación, y no así en el poder de la fuerza de voluntad. Recurriendo a afirmaciones tales como: "Diariamente estoy mejorando en todos aspectos", Coué pedía a sus sujetos que las repitiesen una y otra vez, cuando sus mentes estuviesen en un estado receptivo. Su teoría era que las afirmaciones penetrarían en la subconsciencia, desplazando los pensamientos que inducían ansiedad o conducían a la enfermedad) más una persona de tipo intelectual no es susceptible a la sugestión, y sólo reaccionará ante una discusión metafísica acerca del poder de la conciencia sobre el cuerpo, puesto que le es indispensable comprender los "cómo" y "por qué" del poder de la mente. Si un individuo de esta naturaleza aprende, por ejemplo, que a través de la hipnosis es posible producir ampollas en el cuerpo --como lo afirma William James en sus Principios de psicología- podrá asimismo comprender el hecho de que la mente sea igualmente capaz de curar una enfermedad. Si la mente es capaz de alterar la salud, es asimismo capaz de restablecerla. Las diferentes partes del cuerpo han sido desarrolladas a través del poder de la mente: es ella la que supervisa la formación de las células corporales y puede también revitalizarlas. La autosugestión es igualmente de poco valor en un individuo dotado de una voluntad poderosa. Este tipo de persona puede sanar de una enfermedad mediante la aplicación de afirmaciones capaces de estimular su voluntad en lugar de su imaginación. Mas la autosugestión tiene su aplicación en quienes están dotados de un temperamento fundamentalmente emotivo.
El Poder de la Emoción y de la Voluntad
Es conocido el caso de cierto individuo mudo, que recuperó la facultad de hablar al huir de un edificio en llamas. La aguda impresión emocional recibida ante el espectáculo de las llamas, le llevó a gritar: "Fuego! Fuego!", olvidándose de que hasta entonces no había sido capaz de hablar. El impacto de la violenta emoción conquistó su subconsciente "enfermedad-hábito". Este suceso constituye un ejemplo ilustrativo acerca del efecto del poder de una atención intensamente focalizada. Encontrándome en plena travesía India y Ceylán, durante mi primer viaje marítimo, me vi súbitamente acosado por un acceso de vómitos y mareo. El incidente me perturbó bastante, pues hizo presa de mí sorpresivamente, precisamente cuando me encontraba disfrutando de mi primera experiencia en una habitación flotante (mi camarote) y una aldea que navega. Decidí entonces no volver a permitirme jamás caer víctima de semejante treta de mi organismo. Adelantando un pie, lo fijé firmemente sobre el suelo de mi cabina, y le ordené a mi voluntad no volver nunca a aceptar la experiencia del mareo. Y aun cuando posteriormente volví a viajar por mar en numerosas ocasiones - durante un mes entre Japón y la India, cincuenta días entre Calcuta y Boston, y veintiséis días entre Seattle y Alaska – jamás volví a ser presa del mareo
Estimulación de la Energía Vital
Los poderes de la voluntad, la imaginación, el razonamiento y la emoción, no pueden por sí solos efectuar curación física alguna. Ellos operan solamente como agentes diversos, los cuales, de acuerdo al temperamento de cada individuo, pueden estimular la energía vital; mas es ésta quien sana la enfermedad. En un caso de parálisis del brazo, por ejemplo, si la voluntad o la imaginación son estimuladas en forma continua, la energía vital puede fluir repentinamente a los tejidos enfermos. restableciendo la normalidad del brazo. La repetición de las afirmaciones debería realizarse en forma firme y continuada, con el objeto de que la fuerza de la voluntad, de la razón o de la emoción, posea la intensidad suficiente como para estimular la energía vital inactiva, recanalizándola hacia las funciones normales. Jamás se debería despreciar la importancia de los esfuerzos repetidos con una profundidad cada vez mayor. Cuando se planta un árbol, el éxito de la empresa depende de dos factores: la potencia de la semilla y las condiciones del terreno. Asimismo, cuando se trata de sanar una enfermedad, dos factores son esenciales: el poder del terapeuta y la receptividad del paciente. He aquí dos citas bíblicas que demuestran que tanto el poder del terapeuta como la fe del enfermo son necesarias: "Luego Jesús, sintiendo en sí mismo la virtud (la fuerza curativa) que había salido de él..." "Y le dijo: Hija, tu fe te ha sanado."
El Conocimiento de los Grandes Terapeutas
Los grandes hombres dotados de realización divina y del poder de sanar a otros, no curan las enfermedades en forma accidental, sino que aplican un conocimiento preciso. Comprendiendo plenamente el control de la energía vital, ellos proyectan hacia el enfermo una corriente estimulante, la cual, al penetrar en él, es capaz de armonizar el flujo de dicha energía en su organismo. Durante el proceso de curación, tales hombres ven de hecho cómo las leyes psicofísicas de la Naturaleza operan en los tejidos del enfermo, restableciendo la normalidad. Personas dotadas de un menor grado de realización espiritual también son capaces tanto de sanarse a sí mismas como a otros, dirigiendo mentalmente el flujo de la energía vital, a través de la representación visual interna, hacia la región corporal afectada. El restablecimiento de la salud física, mental o espiritual, puede producirse en forma instantánea. La oscuridad hacinada a través de las edades en un determinado aposento, puede ser disipada en un instante, con sólo encender una luz en él, más no así luchando por ahuyentar las tinieblas. Pero nadie puede predecir en qué preciso momento será sanado, de modo que nunca se debería fijar un límite de tiempo determinado p3ra el acontecimiento. Es la fe - y no así el tiempo- lo que determinará cuando se consumará la curación. Los resultados dependerán del correcto despertar de la Energía Vital y del estado en que se encuentren las mentes consciente y subconsciente del individuo afectado. La falta de fe paraliza la Energía Vital, obstaculizando la obra perfecta de este médico divino. arquitecto del cuerpo, y obrero maestro. El esfuerzo y la atención son fundamentales para alcanzar el grado de profundidad en la fe, la voluntad o la imaginación, que impulsarán automáticamente la energía vital a operar la curación. Tanto la ansiedad como la expectación con respecto a los resultados debilitan la fuerza de la verdadera fe. Si el hombre no emplea su voluntad y su fe, la energía vital permanece adormecida, inoperante. Se requiere cierto tiempo para revivificar la fuerza de una voluntad, una fe o una imaginación debilitadas, en un paciente que sufre de una enfermedad crónica, pues los pensamientos mórbidos se encuentran sutilmente grabados en sus células cerebrales. Así como el mal hábito de la "conciencia de enfermedad" suele requerir de un largo tiempo para desarrollarse, se necesita también de un cierto tiempo para que el buen hábito de ""a conciencia de la salud" se restablezca. Si afirmáis, por ejemplo: "Estoy sano", mas simultáneamente pensáis, en lo más hondo de vuestras mentes, que dicha afirmación es inefectiva, el resultado será semejante al que se obtendría si se ingiriese una potente droga, tomando al mismo tiempo otro fármaco que contrarreste los efectos de la primera. Al igual que con el uso de cualquier medicamento, cuando se emplea el pensamiento con el objeto de obtener una curación, debe tomarse la precaución de no neutralizar los pensamientos curativos mediante pensamientos negativos. Para que un pensamiento pueda operar activamente en forma exitosa, deberá estar imbuido de una fuerza de voluntad tal, que sea capaz de resistir la oposición de los pensamientos contrarios.
El Poder de las Afirmaciones Yace en la Verdad
Para que puedan ser efectivos, los pensamientos deben ser comprendidos y aplicados en forma correcta. Al penetrar por vez primera en la mente humana, las ideas suelen hacerlo en forma cruda, sin sufrir digestión alguna; para ser asimilados, requieren, pues, una profunda reflexión. Un pensamiento desprovisto de convicción espiritual carece de todo valor. Es por esto que quienes aplican las afirmaciones sin comprender la verdad en la cual se basan, esto es, la indisoluble unión entre el hombre y Dios, obtienen resultados muy pobres; de allí que se lamenten de la carencia de poder curativo de los pensamientos.
3. Curación Física, Mental v Espiritual
En su aspecto mortal, el hombre está dotado de una naturaleza triple, y anhela la liberación de todas las formas de sufrimiento, esto es: 1) La curación de las enfermedades corporales. 2) La curación de las enfermedades de la mente - enfermedades psicológicas- tales como el temor, la ira, los malos hábitos, la conciencia del fracaso, la carencia de confianza y de iniciativa, etcétera. 3) La curación de las enfermedades del espíritu, tales como la indiferencia, la carencia de un propósito en la vida, el dogmatismo y la soberbia intelectual, el escepticismo, el satisfacerse con el aspecto material de la existencia, y la ignorancia tanto de las leyes de la vida como de la divinidad del hombre. Es de fundamental importancia el asignar igual valor a la prevención y a la curación de estos tres tipos de enfermedades simultáneamente. La mayoría de los hombres fija su atención en la curación de los problemas físicos exclusivamente, debido a que éstos son los más tangibles y obvios. Más las gentes no se percatan del hecho de que las verdaderas causas de todas las aflicciones humanas, yacen en las perturbaciones mentales tales como la ansiedad, el egoísmo, etc. y en la ceguera espiritual, que impide percibir el divino significado de la vida. Una vez que un hombre ha destruido en sí las bacterias mentales de la intolerancia, la ira y el temor, y ha liberado su alma del poder de la ignorancia, es muy poco probable que sufra de enfermedades físicas o de privaciones materiales.
Cómo Prevenir las Enfermedades Físicas
La obediencia a las leyes físicas de Dios, constituye el mejor método para prevenir toda enfermedad corporal. Evitad los excesos en la alimentación. Una gran mayoría de personas muere a causa de su propia gula, y de su ignorancia con respecto a los hábitos dietéticos correctos. Obedeced las divinas leyes de higiene. La práctica de la higiene de la pureza mental es superior a la higiene física, mas no por ello debe despreciarse la importancia de esta última. No viváis, sin embargo, conforme a reglas de higiene tan rígidas, que la menor desviación de ella os perturbe. Prevenid el desgaste físico, mediante el dominio del método apropiado para conservar la energía física y para proveer al cuerpo de una inagotable cantidad de energía vital, a través de la práctica de los ejercicios de Self Realization Fellowship. Prevenid el endurecimiento de las arterias por medio de la dieta adecuada. Evitad someter al corazón a un trabajo exclusivo; el temor y la ira fatigan este órgano. Tanto a través de la práctica del método de Self Realization Fellowship, como del cultivo de la serenidad mental, brindadle al corazón el reposo necesario. Si estimamos que la cantidad de sangre expulsada en cada contracción de los ventrículos del corazón suma alrededor de ciento quince mililitros, este órgano movería un peso equivalente a ocho kilogramos de sangre en un minuto. Así pues, en el lapso de un día, el corazón impulsaría aproximadamente doce toneladas de sangre, y en un año este valor ascendería a cuatro mil toneladas. Estas cifras demuestran el enorme trabajo desarrollado por el corazón. Generalmente se considera que el corazón reposa entre cada contracción (durante el período diastólico o de expansión) con lo cual recibiría, cada veinticuatro horas, un descanso total de nueve horas. Este período diastólico, sin embargo, no corresponde a un verdadero reposo, sino que constituye simplemente una etapa de preparación para el movimiento sistólico siguiente. Las vibraciones provocadas por la contracción de los ventrículos reverberan a través de los tejidos cardíacos durante su relajación, y por lo tanto el corazón nunca se encuentra realmente en reposo. Estando el músculo cardíaco sometido día y noche a un continuo desgaste de energía, naturalmente tiende a extenuarse. Por consiguiente, sería de considerable valor para el mantenimiento de la salud, el depararle a este músculo un reposo adecuado. El control consciente del sueño, el aprender a dormir y a despertar a voluntad, constituyen parte del entrenamiento yoga, una de cuyas fases capacita al hombre para regular los latidos cardíacos. Cuando se es capaz de controlar conscientemente el palpitar del corazón, se ha alcanzado el dominio sobre la muerte. Tanto el descanso físico como la renovación de la energía producidos durante el sueño normal, constituyen sólo un pálido reflejo de la maravillosa calma y fortaleza obtenidas a través del "sueño consciente", en el cual incluso el corazón reposa. Dijo San Pablo (Corintios 15:31): "...por la gloria que en orden a vosotros tengo en Cristo Jesús, nuestro Señor, cada día muero", esto es, la santa paz que acompaña a la Conciencia del Cristo, descansa o detiene el corazón. Numerosos son los pasajes bíblicos que revelan el hecho de que los antiguos profetas dominaban el arte del reposo cardíaco, ya fuese a través de la meditación científica o de la total entrega espiritual a Dios. En el año 1837, cierto conocido fakir hindú llamado Sadhu Haridas, fue sepultado bajo tierra por orden de Ranjit Singh, Maharajá de Punjab, como parte de un experimento rigurosamente controlado. Bajo constante vigilancia, este hombre permaneció enterrado durante cuarenta días, en el interior de una cavidad completamente amurallada. Al cabo de dicho plazo, su cuerpo fue desenterrado ante la presencia de numerosos dignatarios de la corte, además de algunos caballeros ingleses, entre quienes se contaba el Coronel Sir. C. M. Wade, de Londres. Sadhu Haridas reasumió la respiración y se reintegró a la vida normal. Con ocasión de un experimento anterior, dirigido por el Rajá Dhyan Singh en Jamu, Cachemira, Sadhu Haridas permaneció sepultado durante cuatro meses. Este hombre había dominado el arte tanto de controlar como de hacer descansar el corazón.
Cómo Prevenir las Enfermedades Mentales
Cultivar la paz y la confianza en Dios. Liberad vuestras mentes de todo pensamiento perturbador, colmándolas de amor y de dicha. Tomad conciencia de la superioridad de la curación de tipo mental sobre la terapia física. Desechad los malos hábitos, bajo cuyo influjo vuestras vidas se vuelven miserables.
Cómo prevenir las Enfermedades Espirituales
Es posible hacer que nuestras mentes se vuelvan cada vez más espirituales, mediante el método de liberarnos de todo concepto de mortalidad y de mutabilidad, conceptos que limitan nuestro ser. El cuerpo no es sino vibración materializada, y debería ser reconocido como tal. La conciencia de la enfermedad, de la decadencia y de la muerte, puede ser desalojada por medio de la comprensión científica tanto de las profundas leyes que unifican la materia y el Espíritu, como de la calidad ilusoria de la manifestación del Espíritu en forma de materia, de lo Infinito en forma finita. Creed firmemente que habéis sido creados a imagen del Padre, y que por lo tanto sois inmortales y perfectos. La ciencia ha comprobado que incluso la más ínfima partícula de materia, o la más mínima onda de energía, son indestructibles; el alma - o la esencia espiritual del hombre- es también indestructible. La materia sufre cambios; el alma sufre experiencias cambiantes. A los cambios radicales se les denomina muerte; mas la muerte ~ el cambio de la forma física- no altera ni destruye la esencia espiritual. Numerosos son los métodos de concentración y de meditación que se suelen enseñar, mas los métodos de Self Realization Fellowship son los más efectivos. Aplicad en vuestras vidas diarias la paz y el equilibrio que experimentáis durante la práctica de la concentración y de la meditación. Conservad vuestra ecuanimidad incluso en medio de circunstancias difíciles. No os dejéis avasallar por emociones violentas; aun frente a lo acontecimientos más adversos, erguíos imperturbables.
Evaluación de los Métodos Terapéuticos
Generalmente se considera que la enfermedad es producida por causas externas, materiales. Pocos tienen conciencia de que la causa del proceso yace en la inactividad de la energía vital interna. Cuando los vehículos celulares o tisulares de la energía vital se encuentran seriamente lesionados, dicha energía se retira de la región afectada, dando origen al fenómeno de la perturbación. Tanto las drogas como los masajes y la estimulación eléctrica, actúan sobre las células meramente como activantes, ayudando a inducir a la energía vital a reintegrarse a su obra de manutención y reparación. No deberíamos ser extremistas en ningún sentido, sino adoptar cualquier método terapéutico que consideremos conveniente, de acuerdo a nuestras convicciones individuales. Tanto las drogas como el alimento poseen una acción química definida sobre la sangre y sobre los tejidos. Puesto que hacemos uso de los alimentos para mantenernos, por qué habríamos de despreciar los efectos de los medicamentos o de otros medios terapéutico físicos, sobre nuestro cuerpo? Mientras la conciencia de la materia impere en el hombre, los métodos físicos de curación serán siempre útiles, aun cuando adolezcan de limitaciones, debido al hecho de que son aplicados desde el exterior. Los mejores métodos son aquellos que ayudan a la energía vital a reasumir sus actividades terapéuticas internas. Las drogas pueden ayudar químicamente, a través de su acción sobre la sangre y los tejidos; la aplicación de métodos de estimulación eléctrica también pueden ser de utilidad. Más ni los medicamentos ni la electricidad son capaces de sanar por sí solos una enfermedad; todo lo que pueden hacer es estimular o inducir a la energía vital a retornar a la región enferma que ha abandonado. Si nos es posible manejar la acción de la energía vital en forma directa, es conveniente prescindir de todo agente terapéutico externo, sea éste una droga o la aplicación de la electricidad o de cualquier otro instrumento intermediario. Aplicación de las leyes Divinas en el Plano Material Los ungüentos pueden ser de utilidad en el tratamiento de las escoriaciones, el prurito, las heridas superficiales, etc. Asimismo, si os habéis fracturado una pierna o un brazo, no es necesario darle a la energía vital el trabajo de reacomodar los huesos desplazados, puesto que un traumatólogo - un hijo de Dios, capaz de servir como instrumento de Él- puede tratar la fractura por medio del empleo de su pericia y de su conocimiento de las leyes de Dios aplicadas al mundo material. Si, mediante el poder mental, sois capaces de sanar instantáneamente vuestros huesos quebrados, hacedlo así; mas si carecéis de dicho poder, sería insensato que aguardaseis hasta adquirirlo para sanaros. Podemos ayudar a remover o aliviar la congestión de los nervios o de las vértebras por medio del ayuno, los masajes, los tratamientos osteopáticos y reumatológicos, las posturas del yoga, etc., facilitando así el libre flujo de la energía vital.
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