La Praxis de los Mandamientos
La Práctica o Praxis de los Mandamientos de la Ley de Dios, importante para algunos olvidada por muchos, es tan simple como lo explica una de las grandes e inquebrantables leyes universales como lo es el principio de correspondencia...
PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA que dice:
“COMO ES ARRIBA ES ABAJO; COMO ES ABAJO ES ARRIBA”.
“Abajo” significa, en el plano material, en las condiciones humanas, en lo visible.
“Arriba” se refiere a lo invisible, a lo mental y por supuesto a lo abstracto, espiritual.
Lo que dice el Principio de Correspondencia es que las leyes todas actúan en todos los planos, y que las condiciones en un plano se repiten en el plano superior como también en el plano inferior.
Así elaboró Moisés sus Diez Mandamientos o Sepher Bereshit (como se llama este código de leyes en idioma hebreo), para que la humanidad a medida que fuera evolucionando y despertando, se fuera iniciando en la enseñanza superior; y la siguiente interpretación no es invento de ningún hombre. Fue dejada en claves conocidas por los muy adelantados pero mantenidas ocultas a través de estos milenios. Como verás luego, ya la humanidad aprendió la primera lección, o sea, que aprendió a obedecer la ley en su primer aspecto. La mayoría es adulta mental y moralmente… hay un gran sector de la humanidad que ya está protestando en su interior por las contradicciones que hay entre el dogma y el sentido común, y esta es la señal que indica el momento de dar el paso hacia adelante. La mayoría, pues, comienza a razonar en escala alta.
En síntesis, LOS DIEZ MANDAMIENTOS dicen:
1- No hay sino un Dios.
2- No fabricarás imágenes, no las adorarás ni les rendirás culto.
3- No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios.
4- Acuérdate de santificar el día séptimo.
5- Honra a tu padre y tu madre.
6- No matarás.
7- No cometerás adulterio.
8- No hurtarás.
9- No levantarás falso testimonio.
10- No codiciarás.
Este grupo de leyes se divide en dos grupos. Ocho mandamientos aparentan ser prohibiciones y comienzan con la palabra “No”. Estos son los número Uno, Dos, Tres, Seis, Siete, Ocho, Nueve y Diez. Los números Cuatro y Cinco son recomendaciones. A primera vista, el ser humano que aún no ha aprendido a razonar en el plano mental-espiritual, los entiende como prohibiciones o normas de conducta. Esto era necesario para que la gran mayoría de la humanidad recibiera la noticia, y luego se acostumbrara, a no matar, no robar, no mentir, no codiciar, a pensar en el prójimo y a la idea de un solo Dios.
En tiempos de Moisés, la población del mundo se hallaba reducida a un número y a un sector de la Tierra relativamente muy pequeños. Sin embargo en esa área y ese número pequeño, la gran mayoría era totalmente ignorante; y el resto menos ignorante sólo contaba con algunos realmente adelantados, o educados. A la gran masa humana de hoy le ha costado tremendos golpes y porrazos, individuales y colectivos, aprender a comportarse habitualmente de acuerdo con las reglas de ética sentadas por Moisés; y aún visto por encima, diríamos que no es así. Diríamos que la humanidad sigue matando, robando y mintiendo como si tal cosa, pero esto no es la verdad. No es verdad con respecto a la gran mayoría. La Gran Mayoría desea la libertad de adorar al Dios único como a ella mejor le plazca. La gran mayoría ya no roba, ni mata. La gran mayoría ama y cuida a sus ancianos; y finalmente, la Tierra entera conoce y cumple la recomendación de descansar un día por semana, el Domingo.
Es la minoría la que rompe las leyes terrenas. Es una minoría muy reducida la que vive en las cárceles. Es la minoría la que desconoce a Dios; y finalmente, si aún existen humanos que ignoran que hay una cosa llamada “la ley” para castigar al que se comporte mal, esos son la gran excepción que comprueba el adelanto de la mayoría.
Ha llegado, pues, el momento merecido ya por la gran mayoría humana, de dar el próximo paso adelante, o sea, de recibir y comprender el segundo aspecto de la trilogía simbólica ya mencionada; el que trata del plano mental; porque el tercer aspecto, el jeroglífico, no lo comprenderemos hasta que seamos limpios de todo error. Cuando se nos pueda catalogar de “espíritus puros”, o sea, cuando hayamos aprendido a amarnos los unos a los otros. Y vamos al grano.
Los tres primeros mandamientos exponen el Principio de Mentalismo ya tratado, de manera que no los vamos a desentrañar sino al final, después de exponer lo que encierran los mandamientos números: 6, 8, 9 y 10, o sea, “No matarás”, “No hurtarás”, “No levantarás falsos testimonios” y “No codiciarás”.
Para empezar a poner en claro, el vocablo “No” no tiene la misma intención de aquellos afiches que nos colocan en puntos determinados de las ciudades y que dicen “No tirar basura”, “No pise el césped”. Estos son actos que la ciudadanía puede cometer pero no debe, y asi se lo ordena la autoridad. El “No” de los Mandamientos significa “No puedes” por más que lo intentes. Que es inútil y absurdo que sigas creyendo que lo puedes hacer porque no lo lograrás. Mi Maestro decía que el “no” del Pentateuco equivale, en el idioma de hoy, a que alguien dijera: “No atravesarás a nado el Océano Atlántico”.
¿Por qué? Porque ya tú sabes que no lo puedes intentar siquiera. No posees la fuerza.
El cuerpo material no tiene voluntad propia. No puede oponerse ni mandar. La vida está en el espíritu, en el alma, en el Yo Superior. Al abandonar ésta el cuerpo de carne y hueso sólo queda la masa inerte, sin la vida. De manera que podrías encajar un puñal en el cuerpo de fulano; podrías echar cianuro en el café de zutano; podrían sus cuerpos dejar de existir en el plano terreno, pero ellos continuarían llenos de vida y conscientes en el plano que le sigue, y lo único que habrías logrado es hacer que la Ley del Ritmo, al devolverse, te golpee a ti. Morirás por mano de otro o por “accidente”. Los conocidos dichos “Ojo por ojo, diente por diente” de la Biblia y el popular “El que a hierro mata, a hierro muere”, no son mitos. Sólo que NO ES DIOS QUIEN CASTIGA (como se cree) SINO SUS LEYES; Su Principio rige en todos los universos y en todos los planos, tanto para retribuir el Bien como para cobrar el Mal. No en vano se dice que “el orden es la primera ley del Cielo”, y Jesús dijo “hasta los cabellos de tu cabeza están contados”.
Ahora verás mejor lo dicho referente a que ningún mal te puede venir de afuera hacia tí. Nadie puede hacerte un daño si en tu “récord” no aparece que tú hayas hecho un daño similar a otro. Nadie puede “matar” tu reputación, ni tu negocio, ni tu felicidad, ni tu hogar ni ninguna otra pertenencia tuya; ni tú puedes matar nada de eso en otro, ni existen accidentes ni casualidades. Las grandes Leyes te protegen. Ya la gran mayoría se siente incapaz de asesinar al prójimo. Ya es mucho. Pero ahora viene el segundo aspecto del Mandamiento a decirnos que es inútil intentar dañar a otro o a sus pertenencias por medio de la calumnia, el chisme, la mentira o el “truco”, y que lo único que se logra con eso es que la Ley, devuelva idéntico mal al que lo intenta. El Búmerang regresa inevitablemente hacia el punto en que fue lanzado.
Y ahora con respecto a darle muerte a un insecto o a un animal. EL SENTIDO COMÚN ES LA FORMA EN QUE SE EXPRESA LA SABIDURÍA DIVINA A TRAVÉS DEL HOMBRE. Apréndete esta máxima de memoria. Repítela y recuérdala cada vez que te enfrentes a una circunstancia dudosa. Detente ahora y repítela hasta que se te grave.
Somos los hermanos mayores de toda manifestación de vida inferior a la nuestra. La vida es toda una sola expresándose a través de todo lo que ella pueda animar. Los insectos, las aves y los animales son seres humanos en potencia. Están en etapas muy tempranas de su evolución y algún día, después de muchos, muchos milenios adquiriendo sustancia y materiales, experiencias y prácticas, elevándose de forma en forma, de reino en reino, llegarán a condensar todo esto en la forma exterior de un ser humano. Casi nunca se retrocede. Es decir, que se puede estacionar y retardar, desviar y optar por un camino distinto, pero el ejemplo de no retroceder jamás lo da nuestra Tierra. Ella jamás vuelve sobre sus pasos. Empleó millones de años en transformarse de nebulosa en planeta y allí en producir seres vivientes. El día jamás se devuelve de las siete de la noche a las doce del día del mismo día. El hombre no puede destruir su esencia para renacer en un animal. Sabiendo todo esto, al contemplar un animalito viviente, debe darnos una compasión muy grande pensar el trabajo que está haciendo y que le está costando, aprender a movilizarse, a adaptarse y manejarse en su mundito de una dimensión, y que al destriparlo con el pie le estamos cortando en seco su minúscula aunque valiosa experiencia. Esto lo aprenderás mejor en el Principio de Vibración. PERO... y es un pero muy grande, la Sabiduría Divina, a través del sentido común, nos convierte en jueces aún siendo los hermanos mayores.
Vamos a decir que un día en nuestra casa limpia, ordenada y aseada, aparece una cucaracha o una chiripa. Estoy cansada de verte dar el salto con el zapato en la mano, y, GRRRAC! Pereció la pobre. Y ahora me dirás ¡Pero cómo! ¿Voy a dejar que se cunda mi casa de esos animales? No, en absoluto. No puedes, ni debes permitir que permaneza ni un segundo más bajo tu mismo lecho. Tú, en tu carácter de hermano mayor, tienes el deber de vigilar, de enseñar, de corregir y de frenar a tus hermanos menores. No puedes permitirles que aumenten indebidamente ni que se introduzcan en donde no pertenecen. Tampoco debes permitir que otro, ni siquiera un animalito irracional, abuse de ti. Si lo permites, haces mal. Pero para eso tienes tú la mente que esos seres no tienen aún, y por eso dijo Moisés en Génesis (cap. 1, ver.26) “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó”. Fíjate que esto último lo dice tres veces. Cuando la Biblia repite tres veces significa que la frase tiene idéntico significado en los tres planos. En otras palabras, que no ha de buscársele interpretación metafísica o jeroglífica; que ella expresa una verdad eterna y fundamental.
Ahora, los animales, o seres irracionales, no tienen un espíritu (digamos), individual. Tienen lo que llamamos “espíritu de grupo”, o sea, que el gran conjunto de cada especie forma un espíritu; o tal vez no sea sino una partícula de un espíritu. (Eso no lo puedo conocer. No he llegado a esas alturas). Lo cierto es que ellos (los seres irracionales) actúan en grupo y por líneas ya determiandas de acción. Por ejemplo, las abejas. Un tipo de abejas obedece al instinto de construir panales de cera. Otro al instinto de atender a la reina y así sucesivamente. Son acciones automáticas. Ellas individualmente no piensan, piensa por ella el gran conjunto que firma una mente, y las guía por medio del instinto (podríamos decir). Empleando la ley de Correspondencia, vemos cómo corresponde esta actuación mecánica de las abejas a una situación similar en el reino humano. En la construcción de un edificio, por ejemplo, hay muchachos cargadores de agua. Hay albañiles que pegan ladrillos. Hay carpinteros que hacen puertas. Hay obreros especializados en molduras, pinturas, adornos. Y todos trabajan casi mecánicamente, cada uno en su línea determinada, todos cumpliendo algo que está en la mente del arquitecto. En el hombre ¿qué corresponde? Los pies hacen el trabajo automático de caminar. Las manos, de maniobrar, los ojos, de mirar. Los oídos de escuchar, etc. Y todo obedece al impulso que envía la mente a través de líneas, que llamamos Nervios en el hombre.
Sabiendo esto, cuando tú encuentres un insecto fuera de lugar, frena tu primer impulso de aniquilarlo. El espíritu de su grupo está a tu misma altura mental; forma parte de la mente universal; lo contactas al dirigir tu mente hacia él. Simplemente dile:
“AQUÍ HAY UNA CÉLULA TUYA QUE SE ENCUENTRA FUERA DE SU AMBIENTE. NO ES ARMONIOSA A MI AMBIENTE. DIOS ES ARMONÍA PERFECTA. LLÉVATELA”.
Sentirás una gran emoción al ver que el insecto se detiene inmóvil, como recibiendo la onda, y al minuto corre a desaparecerse. No lo volverás a ver. Y en el caso de que tu propia conciencia no está aún segura de la Verdad que te acabo de enseñar; bien sea que tú sientas dudas del resultado; o que hagas el “tratamiento” con DEMASIADA VIOLENCIA y ves que el animal continúa molestándote, dale tres “chances”. Dile al espíritu grupo: “SI NO TE LO LLEVAS PRONTO, VOY A TENER QUE MATARLO”. Generalmente no te verás en el caso de matarlo. En muy pocos casos se resiste a irse. Sólo cuando él mismo está buscando la muerte porque ya ha vivido su vida; y en ese caso (cuando te lo indique tu sentido común, que es la Sabiduría Divina en ti) mátalo con un golpe fuerte y seco. No lo dejes a medio vivir, agonizando. Y sin violencia de tu ánimo, sin rabia ni disgusto, dile: “QUE EVOLUCIONES EN MEJOR ESPECIE”. Todo depende de la intención y el pensamiento con que se ejecute.
Hay sectas y órdenes de las que se dicen “ocultistas” que no comen carne. Alegan que las vibraciones de dolor del animal al ser matado contaminan al alma humana; alegan también que las vibraciones de la especie inferior degradan al ser. El Maestro Jesús negó esta creencia cuando dijo: “No es lo que entra por su boca lo que contamina al hombre, sino lo que de su boca sale; porque lo que sale de la boca, del corazón procede”. Ya conociste la explicación de esta lección en el Capítulo “La Palabra”. Y de acuerdo con Moisés repetimos: “NADIE NI NADA PUEDE DAÑARNOS DE AFUERA, A MENOS QUE LO HAYAMOS MERECIDO; A MENOS QUE LO ACEPTEMOS POR CREER QUE SÍ ES POSIBLE”. Pero cuando conocemos esta Verdad y la recordamos siempre, nada ni nadie puede causarnos daño alguno.
El gusto por comer carne, o la necesidad de la carne como alimento sólo significa que el individuo aún conserva una cantidad de su naturaleza animal (animal carnívoro, se entiende). No ha llegado aún al punto en que sus células pueden prescindir del alimento ingerido del exterior, eso es todo; porque el limitarse obligatoriamente a comer frutas y verduras no es una prueba de elevación espiritual, ya que la vaca y el caballo no comen sino yerba y granos.
Al no más entrar a estudiar metafísica, comienzan a limpiarse las células del cuerpo por el hecho de que se empieza a vivir en un mundo mental-espiritual, y de acuerdo con el Principio de Correspondencia, “Como es Abajo es Arriba”; “Como es Arriba es Abajo”. Todo el ser evoluciona a la vez. El estudiante nota, tarde o temprano, que comienza a no necesitar la carne como alimento, y llega a aborrecerla sin que nada ni nadie lo fuerce a ello.
Algo muy importante: Cuando estudies el Principio de Vibración podrás comprobar la verdad científica que es imposible que una vibración de menor frecuencia pueda dominar a una de mayor frecuencia. El animal vibra en un plano inferior al hombre; ¿Cómo podrá jamás afectar a éste? Únicamente bajo una condición; que el hombre esté ignorante del principio de Vibración y crea posible el ser afectado por las vibraciones del animal. Creyéndolo, lo está aceptando y por lo tanto sometiéndose a una ley inferior a él.
Por esta misma razón es que no se puede matar. La vida es positiva. La muerte es negativa, o sea, que es la negación de la vida. La vida es indestructible. No puedes matar por más que lo intentes.
“NO ROBARÁS”
Y conoces el segundo aspecto, metafísico o superior, de este Manamiento. No puedes robar. No podrás jamás. No lo intentes. No te molestes en soñarlo siquiera. Es imposible. NADIE TE PUEDE QUITAR ALGO QUE TE PERTENECE. Podrán intentarlo; podrán llegar a sustraer de tu persona o de tu casa algún objeto; y mientras tú ignoras la ley, y por lo tanto crees que te pueden robar, el objeto puede quedar perdido para ti; pero una vez que conoces la ley, la recuerdas y repites su Verdad, nunca más te robarán, y nunca más se te podrá perder ni extraviar nada. Compruébalo tú mismo. No me creas a ciegas hasta haberlo comprobado la próxima vez que no encuentres algo que crees perdido. Es de las lecciones más fáciles de aprender.
Tu cuerpo de hoy contiene todas las sustancias primitivas de nuestro planeta. Tierra, Agua y Aire. Además, de éstos se desprenden todas las sustancias, todos los elementos. Además, tienes en tu haber todo lo que acumulaste de experiencias y conocimientos en tus miles y miles de años viviendo bajo una u otra. Pero lo primero que aprendiste fue a comer, y a buscar comida, cuando fuiste una larva en el agua. Cuando después de muchos caminos llegaste a mover tus patitas para caminar sobre la tierra. El comer, el digerir y el movimiento de tus miembros se hicieron derechos adquiridos. Ya no pudiste ni podrás perder jamás esas habilidades. CADA CONOCIMIENTO O HABILIDAD QUE SE ADQUIERE DA AUTOMÁTICAMENTE EL DERECHO DE OCUPAR UN LUGAR MÁS ADELANTADO QUE EL ANTERIOR. Ahora ves por qué no se puede retrogradar a un lugar inferior? ¿Cómo? Si es la ley de la evolución además de la ley de atracción que hace que todo atraiga su igual y rechace su opuesto? Esto forma parte del Principio de Polaridad, que es inquebrantable como todos los Prinicipios.
A pesar de que, al iniciarse en una nueva vida, hay que aprender de nuevo lo que ya se ha adquirido en las anteriores, como caminar, hablar, comer, etc., esto es aparente nada más. Lo que ocurre en realidad es que el ser tiene que recordar. No re-aprender, pues el niño come, digiere, se mueve, llora, ríe, ve, oye, le circula la sangre, etc., todo porque ya lo tiene el subconsciente. Los talentos, el genio, el muchacho que es muy perezoso para estudiar, todas las habilidades anteriores, y le son mucho más fácil que a otros quienes las intentan por primera vez. Pero el muchacho inteligente, perezoso para los estudios sólo está manifestando que le aburre tener que volver a recorrer lo que ya recorrió en una vida, o varias vidas anteriores. No hay que preocuparse por eso. Hay que dejarlo allí para que recuerde lo que tiene almacenado en el subconsciente. Generalmente ocurre que en el momento de los exámenes le surge al chico lo necesario para pasar tranquilamente, y a la par de todos los demás que se han “matado” estudiando durante todo el año. Esto confunde a los padres y maestros, pero es una de las pruebas a favor de la teoría de la reencarnación.
La reencarnación sí existe pero no es obligatoria. El libre albedrío existe para todo y en todo. Así como en la Tierra CADA INDIVIDUO APROVECHA O DESPERDICIA LAS OPORTUNIDADES, DE ACUERDO CON SU CARÁCTER O SU DESEO; en el plano Astral, (el reino de las almas o espíritus desencarnados) cada uno es libre de aprovechar o no este recurso que se ofrece para adelantar. Así como los humanos son libres de escoger una profesión o una línea de estudios; esforzarse para su propio desarrollo o simplemente vivir sin propósito o ambición, así las almas son libres de regresar al plano terrestre para dar otro paso en adelante; para adquirir nuevas experiencias; para PAGAR CUENTAS PENDIENTES (llamadas “KARMAS”) o para cobrar bienes merecidos; o, si les place la vida que están llevando, pueden permanecer en ella todo el tiempo que les convenga. Nadie las obliga. Sólo que al fin y al cabo, el adelanto y bienestar ajeno las induce a desearlo para ellas también, y la moneda con que esto se compra es el esfuerzo, el conocimiento y la experiencia, los cuales se adquieren en la vida activa de la Tierra.
Cada conocimiento y cada experiencia quedan para siempre como posesiones adquiridas, compradas y pagadas. Estas posesiones decimos que son adquiridas “por derecho de consciencia” y no pueden ni perderse ni ser robadas. Nadie puede quitarle a uno la inteligencia, el talento, las facultades y los conocimientos. Pero lo que es más extraordinario aún, es que como cada adquisición es hecha a través de experiencia, y esa experiencia es acompañada por objetos, instrumentos, muebles, dinero, propiedades, etc., todo lo que se ha usado en la vida, en una experiencia; todo lo que se ha aprendido a usar, pues la cama, la mesa, los cubiertos, la vajilla, la ropa, las joyas, el dinero, todo hasta una cajetilla de fósforos quedan en esencia, o como negativos de fotografías, grabadas y archivadas en nuestro haber inidividual, por derecho de consciencia; y estas “propiedades” o posesiones las traemos junto con nosotros en cada reencarnación. Ellas aparecen en nuestras vidas, quiérase o no, y esto es lo que hace que algunas personas nazcan en la opulencia y otras en la miseria. Se nace donde se ha merecido nacer por derecho de consciencia. La ley se encarga de atraer a cada cual a su esfera. A su sitio propio. No hay injusticia en el plano de la Verdad. A esta ley se refirió el Maestro Jesús cuando dijo: “NO OS HAGÁIS TESOROS EN LA TIERRA, DONDE LA POLILLA CORROMPE Y DONDE LOS LADRONES MINAN Y BURLAN SINO HACÉOS TESOROS EN EL CIELO DONDE NI LA POLILLA NI EL ORÍN CORROMPEN, NI LOS LADRONES HURTAN Y MINAN; PORQUE DONDE ESTÉ VUESTRO TESORO, ALLÍ ESTARÁ VUESTRO CORAZÓN” (Mateo 6-19 a 21). Pero claro está que, como todas las máximas bíblicas, ésta también tiene tres grados de significación. El primero material, el segundo mental, y el tercero espiritual.
Como se verá por todo lo dicho, no hay por qué vivir temeroso de los ladrones. Si hasta ahora has vivido temblando porque te puedan robar tus posesiones; porque en tu casa entren ladrones de noche o cuando te ausentes de tu casa; porque has creído en estafas y estafadores, etc., ya puedes vivir en paz. Nadie puede quitarte ni un alfiler que te pertenezca por derecho de consciencia; pues si lo posees, es porque lo mereciste en vidas remotas. Y si se comete el intento contra tí (si por tu propio temor que pueda persistir mientras adquieras la práctica de la nueva consciencia), alguien te roba, o pierdes algún objeto, pronuncia inmediatamente la Verdad:
“NADA QUE ES MÍO POR DERECHO DE CONSCIENCIA PUEDE PERDERSE O SER ROBADO”.
Mantente tranquilo, no lo pienses más, y verás cómo encuentras tu posesión, alguien te la regresa, alguien te regala una igual, o encuentras una semejante. Todo tu haber está en tu archivo mental como el original de un documento, reproducido la copia en lo exterior. No se puede separar de ti. “No robarás”... no lo podrás intentar siquiera.
No creas ciegamente nada de lo que acabas de leer. Compruébalo tú mismo primero. “POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS”.
“NO LEVANTARÁS FALSO TESTIMONIO”
Muchas personas se extrañan de que Moisés no le haya dedicado un lugar aparte a la mentira entre los diez mandamientos, y piensan que debería haber un undécimo que diga “No Mentirás”. Luego se satisfacen con pensar que tal vez la mentira esté incluida en este Mandamiento Número 9. Lo que ocurre es que la mentira fue incluida, y tratada extensamente, en los Mandamientos número 1, 2 y 3, como lo veremos más adelante, y que no solamente la mentira no fue descalificada por Moisés como careciendo de importancia, sino que íntegramente el Sepher Bereshit es una exposición metafísica de la Verdad y una acusación contra la apariencia y las falsas creencias que va acumulando la humanidad.
¿Será por falta de una ordenanza específica en este código de comportamiento, que los humanos continúan mintiendo a su conveniencia y antojo? Ahora es que van a saber lo que están haciendo.
No levantarás falsos testimonios, se refiere directamente a la palabra hablada: no podrás jamás establecer una falsedad, no solamente porque la Verdad gritará y desvirtuará lo falso, sino que la Ley devuelve la treta y destrozará al que trata de levantarla.
En tiempos de elecciones vemos cómo los partidos tratan, por todos los medios, de desacreditarse unos a otros lanzando calumnias, falsos testimonios e infamias; el ganador entra a gobernar seguro de que ha derrotado al otro. Lo que ha hecho es acumular testimonios de su propia falsedad. Por sus frutos los conoceréis, o como dijo Emerson: “Lo que eres grita tan fuerte que no oigo lo que me dices”; pues lo que dice el Mandamiento es que tu propio concepto es lo que tú ves. Si lo que ves lo encuentras bonito, es porque tu mirada refleja la limpieza, la pureza y la Verdad en tu alma. Si lo que ves lo declaras feo, tus palabras traducen y delatan tu propia falsedad. No levantarás falso testimonio. No lo podrás por más que lo intentes, ya que estarás mencionándote a ti mismo y no al vecino.
Ahora. En la primera parte aprendiste que el “Yo” verdadero es perfecto, es bello con todas las virtudes y bellezas de su creador, ya que fue creado por, con y de la propia esencia del Padre. También aprendiste que ese “Yo” es la Verdad, mi Verdad, tu Verdad y la de todos, y si estamos manifestando todo lo contrario, significa que aún no conocemos nuestro propio poder creador, que es el pensamiento: lo que pensamos se manifiesta en lo exterior y al aprender a pensar se empieza a corregir la prueba exterior. Nuestra ignorancia no es prueba de que el Padre no ha sabido educarnos! Es prueba únicamente de que aún somos niños en el hogar de ese Padre.
Si tú le entregas a tu hijito una bola de barro para que haga con ella muñequitos, no esperarás que produzca una obra de arte ¿no? Pero poco a poco irá aprendiendo ¿no es así? Tú ahora estás aprendiendo que tienes una serie de errores mentales. Lo que te ocurre en la vida y en tu cuerpo es el resultado de una serie, o sea, que tu mundo interior y exterior son el espejo que refleja el estado de tu mente y tu alma y que no te puede suceder nada diferente a lo que tu mente proyecta. Si lo quieres ver diferente, tienes que cambiar tus ideas y tu modo de pensar. El Principio de Correspondencia así lo dice: “Como es Arriba es Abajo. Como es Abajo es Arriba”, o sea, que LO QUE TE OCURRE EN EL PLANO TERRENO TE INDICA CÓMO ANDA TU PLANO MENTAL.
También aprendiste ya la Verdad, y que comparando lo que ves con esa Verdad, sabrás si lo que estás creando, proyectando tu pensamiento, es la Verdad y el Bien, o si es un “falso testimonio”. Sabes ya que con reconocer la diferencia, el falso testimonio comienza a transformarse. Con pensar y declarar la verdad verás borrarse la mentira como por magia, pues no tiene ni poder ni vida propia otra que la que tu creencia y tu pensamiento le dan. “Conoced la verdad y ella os hará libres” dijo Jesús.
La Verdad es que tu “Yo” es perfecto como toda creación del Padre. Es hijo de Dios. Si tú te consideras feo, malo, pecador, defectuoso, culpable, lo manifiestas. Pero esos son falsos testimonios y al comprenderlo, negarlo rotundamente y afirmar la Verdad de tu Ser, comienzas a manifestarla y a ver el falso testimonio en ti y en todo lo que te ocurre y que te rodea.
Ese falso testimonio, como toda mentira, se cura con la Verdad. Es decir, que es falso y que no puede afectar ni atacar la Verdad. Por más que se intente.
Cuando las iglesias hablan de “ofender a Dios”, es hasta risible. A Dios no lo puede ofender nada ni nadie. Se puede intentar pero sin el más leve resultado. A un Principio no lo puede quebrantar nada. Además, equivaldría a que el rasguño infinitesimal que una hormiguita hace al trepar por una montaña, pudiera causarle dolor a la montaña!
“NO CODICIARÁS”
Cuando una idea se desprende de la Mente Divina ya contiene en sí todo lo que pueda ser necesario para su desarrollo. No se concibe que Dios sea capaz de idear y mandárnoslo incompleto, para que nos devanemos los sesos y nos volvamos locos buscando una solución que sólo Él conoce! Eso será propio de un Crucigrama hecho especialmente para matar el tiempo; pero jamás de la infinita Sabiduría, Amor y Justicia, tratándose, muy especialmente, de la evolución de una vida que Él mismo ha ocasionado.
El Universo está basado en el orden. La armonía perfecta entre todas sus partes es comprobable a la simple vista del sol, y la tierra girando para recibir toda ella el beneficio que él dispensa.
Cuando se adquiere este conocimiento, ya jamás vuelve a faltar nada que sea necesario. Cuando a ti te sobra algo, es porque hay otro que lo está necesitando.
La naturaleza detesta el vacío. El propio aire, el “espacio”, está pleno de átomos de todas las especies esperando la oportunidad de formar algo en el momento oportuno.
La vida vive buscando la oportunidad de animar. Este es su cometido y ella no desperdicia una rendija favorable para introducirse. Deja tú un potecito de tierra en cualquier lugar que pueda recibir humedad, y al poco verás asomar una espiguita verde. Si dejas un vaso con agua olvidado, no tardará en llenarse de larvas vivientes. Antes de que el vientre de una mujer conciba un hijo, todo está preparado en aquel para recibir el germen, para asegurarlo, para alimentarlo y protegerlo hasta poder entregar un ser humano íntegro y completo. El huevito de un insecto, un reptil o un ave encierra ya todo lo que requiere para su formación, una criatura minuciosamente equipada para desenvolverse en su reino apropiado. Igual cosa ocurre con semillas vegetales. Luego, si existe una tan amorosa voluntad; una tan prevista ternura, una atención tan esmerada y minuciosa para preparar y cuidar los detallitos que algún día irán a formar un hombre no puede a ese hombre faltarle nada; todo está previsto y todo ya creado a la disposición de ese hombre.
“No codiciarás” dice el Mandamiento. Es decir, no tienes que envidiar lo de otro, ni ansiarlo, ni resignarte a no poseerlo. El igual existe para ti y ya es tuyo. No tienes ni por qué lucharlo. Basta con pedirlo, reclamarlo, y dar las gracias de antemano, para que lo veas aparecer. ¿No lo dice bien claro la Biblia?
“EL QUE PIDE RECIBE, EL QUE BUSCA ENCUENTRA, EL QUE TOCA LE SERÁ ABIERTO”.
Y ¿por qué no lo tomas en serio? El tamaño de un anhelo o la medida de tu necesidad indican el grado de pujanza que está ejerciendo el regalo para entrar en tu vida. Porque es un regalo. No hay que pagarlo. Cuando sientes la necesidad, significa que ya está pagado o merecido. Ya le llegó el momento que esperaba y ya te llegó el momento de aprovecharlo. Pídelo, pero antes da gracias.
Puede que te venga por las vías naturales terrenas; o por mano amiga; o puede venirte como milagro. Puede caer de las nubes como me ocurrió a mí en una ocasión: que estando en New Orleans sin conocer un alma, se me agotó el dinero mientras esperaba un giro que se retardó. No me quedaba un céntimo en la cartera y era Sábado en la tarde. No había Banco abierto hasta el Lunes. Pero yo “conocí” la Verdad y la declaré: “Mi mundo contiene todo; no falta nada en la Creación. Gracias Padre que ya me has oído”. En ese momento vi un papel verde que revoloteaba en el viento de la calle y que venía hacia mí. Se me pegó en un tobillo, y al bajar la vista me di cuenta de que era un billete de cinco dólares. Sin duda se le escapó a alguien. Esperé con el billete en la mano por si notaba que alguno lo buscaba. Aquel dinero, en una forma milagrosa, me alcanzó hasta para pagar un taxi que me llevó al Banco el lunes, en donde me estaba esperando mi giro.
Los milagros no ocurren porque se haya quebrantado un Principio, como creían ingenuamente las iglesias, sino precisamente porque se echa mano a la acción del Principio; se le estudia, se conoce, se aplica el reglamento de la Ley, o sea, que se actúa de acuerdo con él; porque ningún Principio puede jamás inclinarse para condescender, ni doblegarse para hacer excepciones. Mi Maestro decía que si el Principio de Gravedad se detuviera un instante para impedir que un señor muy importante muriera al caer al suelo, después de haberse lanzado de un último piso, no sería un milagro sino el caos universal.
EL PRIMER MANDAMIENTO
Los tres primeros mandamientos son uno solo. Los tres se refieren a una misma cosa, y dicen así:
(1) “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí.
(2) No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
(3) No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visto la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que aborrecen, y hago misericordia a millares, de los que aman y guardan mis mandamientos.
(4) No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomase su nombre en vano”.
Lo primero que hay que recordar es que cuando la Biblia repite tres veces algún punto, significa que se ha de tomar en el sentido de la letra y no simbólicamente; además de que ese sentido es el mismo en los tres planos de conciencia: material, mental, espiritual.
En este mandamiento aparece tres veces la mención de “Jehová tu Dios”. La primera mención se refiere a Dios, Creador de todo. La segunda se refiere a la Ley, o Principio. La tercera se refiere al “Yo Superior” de cada uno de nosotros, que es uno con Dios, uno con el Principio. O sea, que aquí están presentados tres aspectos de una misma entidad y poder.
Egipto es el símbolo de la materia. Del hombre primitivo que no ha alcanzado aún el grado de poder comprender o aceptar el concepto de un Dios único, invisible. Los egipcios adoraban a muchos dioses, ídolos formados y visibles. Hermes dio el primer paso para inculcarles la idea de un Dios único. Como primer esfuerzo, sirvió de impulso pero no se afirmó. Retrocedieron a sus creencias acostumbradas. Moisés vino a darles un nuevo impulso.
Por esto dice: “Yo soy Jehová tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí”.
En la interpretación terrena para el plano material y para los seguidores de Moisés en el Éxodo, esto ordenaba hacer tal cual lo que dice, que un Dios único los había liberado de la esclavitud en las casas de sus amos egipcios; que ese nuevo dios se llamaba Jehová y que no deberían continuar sirviéndole a sus antiguos ídolos. En la frase (2) estipula las formas de estos ídolos, o sea, que prohíbe adorar imágenes, a los animales, a los peces. En la frase (3) les habla muy claro. Les prohíbe venerar y honrar a sus muñecos pintados. Y celoso. Que él castigará no solamente al desobediente sino a sus hijos, nietos y descendientes, pero que tendrá piedad de aquéllos que le obedezcan.
Todo esto es tan infantil que las generaciones futuras protestaron ante la patente injusticia, de modo que fue aclarado y abrogado por el profeta Ezequiel. Lo cual muestra cómo la mente humana iba desarrollándose y encontrando pueril algunos puntos de aquellas órdenes de Moisés.
Para nosotros, el significado metafísico ya está diáfano. “Yo soy Dios, que te extrajo del concepto material. No atribuyas poderes a otra cosa que a mí. No te forjes imágenes (mentales). No les temas ni las respetes, ni formes tus juicios de acuerdo con lo que veas en el exterior (arriba en el cielo, ni abajo en la tierra ni en las aguas debajo de la tierra), porque la Ley te entregará lo que ordenen tus errores (los que me aborrecen) y corregirá tus manifestaciones al tú emplear la Verdad (hago misericordia a los que me aman y cumplen mis mandamientos)”.
Los hebreos, andando el tiempo, tomaron las Escrituras tan al pie de la letra, que en sus sinagogas no hay nada que pueda recordar siquiera una “imagen”, y se recargaron de todas las imposiciones enumeradas en Levítico hasta el punto que los levitas vivían abrumados por un complejo de culpabilidad, ya que les era humanamente imposible cumplir los seicientos y pico de ritos y detalles diarios a los cuales se creían comprometidos.
La Biblia es un tratado psicológico y metafísico. Es el libro de la verdad. Ella no ordena. Sólo explica. Encierra una explicación y un consejo para cada una de las circunstancias de la vida, en todos los planos de conciencia.
El Nº (4) “No tomarás en vano el nombre de Jehová tu Dios; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano”, se refiere directamente a lo que ya tú sabes: No te condenes tú mismo con tus palabras. No digas que eres feo, malo, negativo, no te apropies condiciones que después lamentes verlas manifestadas tales como “Mi mala memoria”, “Mi corazón enfermo”, “Mi cojera”, “Mi pésima vista”, etc., pues todo esto es tomar en vano el nombre de Jehová tu Dios, y la ley no perdona (no dará por inocente) a lo que se decrete en nombre del “YO”. Habrás dado una orden que el subconsciente hará todo lo posible por cumplir en todas tus circunstancias (hasta la tercera y cuarta generación).
NO FORNICARÁS
En principio, esa palabra no fue la que empleó ni escribió Moisés. Lo que él dijo fue “No cometerás adulterio”, y ese fue el primer adulterio que se cometió al transcribir los diez mandamientos, el de adulterar arbitrariamente la verdad.
Siendo Moisés un adelantado, un sabio, un experto en el conocimiento de los Principios herméticos, era totalmente imposible que él instruyera (y dejara escrita la instrucción) de tratar de burlar el Principio de Generación. La palabra constituye una ofensa, un insulto a la inteligencia humana, en ese sitio en donde la colocaron los escribas, por orden de autoridades eclesiásticas ignorantes.
La misma sustitución fue hecha burdamente en las escrituras del apóstol y evangelista Mateo, capítulo 19, versículos 4 al 12. Pero esto lo trataremos más adelante. A todo conocedor de los Principios, las sustituciones bíblicas le saltan a la vista.
Como todos los Principios, el de Generación funciona de manera automática en todos los planos, y en cada plano actúa en la forma apropiada al plano. En el reino atómico un átomo se junta con otro para dar nacimiento a un elemento, por ley de atracción, cohesión y adhesión, y estas tres son condiciones naturales del Principio de Generación, o sea, que forman parte integral del Principio. No hubiera sido creado nada; no se produciría nada; no nacería nada; no evolucionaría nada si se pudiera destruir el principio electrónico del magnetismo, o sea la atracción entre el positivo y el negativo. La adhesión y cohesión ocurren después de la atracción. La adhesión es la autodeterminación del átomo; en otras palabras, el libre albedrío que contiene TODO átomo de aceptar a rechazar el unirse a otro átomo que sea o no su tipo. La cohesión es la facultad de pegarse el uno con el otro en un grado tal de fuerza, que no necesito recordarles lo que ocurre cuando se logra separar las partículas de un átomo (¡La Bomba Atómica!)
Supongo que habrás visto en lo que acabas de leer, la similitud a lo que ocurre entre nosotros los humanos. Esa similitud te ilustra a perfección el principio de Correspondencia “Como es arriba es abajo; como es abajo es arriba”. Es decir, que “estudiando la mónada se llega al ángel” como lo expresa el Kybalion.
Bien. Los Principios actúan automáticamente, por encima de todo y a pesar de todo lo que podamos nosotros hacer en contra. Si los átomos fueran ya seres humanos; o si ellos hablaran en palabras nuestras, llamarían a ese proceso de atracción, adhesión y cohesión “fornicar” ¿no es así? Igual cosa sería en los reinos botánico y zoológico, donde una abeja transfiere el polen de una flor a otra y de esa unión nace una nueva especie ¿no? Ahora díganse si está en los designios de Dios Creador impedir o prohibir esos procesos!
Es sabido que al oponer una resistencia a un Principio, se multiplica la fuerza que lo impele, y busca la salida por otros conductos, o sea, que lo único que se logra es obligarlo a desviarse; no se logra atajarlo.
En el reino animal, el Principio de Generación es llamado “sexo”. Todo el tiempo que los humanos continúen reproduciéndose por el proceso llamado sexual, están comprobando que una parte de su sistema no ha salido aún del reino animal. Y una vez que sus células evolucionan al reino inmediatamente superior, donde el Principio de Generación se manifiesta en una forma diferente, el hombre y la mujer no pueden actuar como los animales. Ya no están en ese reino y no los domina la influencia inferior. No sienten deseos sexuales, ni de comer carne. Es otro orden de cosas.
En este punto los discípulos siempre preguntan: “¿Y si todos evolucionamos, entonces se acaba la raza humana?”. No, ¿por qué?¿Siempre nos vienen por detrás millares de millares de seres que tienen que pasar por el reino animal? Te gradúas tú, se gradúa tu generación, se van graduando paulatinamente todos los seres humanos; pero si siguen llegando otros, eternamente. Jesús dijo: “LOS POBRES LOS TENDRÉIS SIEMPRE CON VOSOTROS”. Se refería no solamente a los económicamente pobres sino también a los pobres en conocimientos, los pobres en experiencias, los pobres en evolución.
También dice el Apocalipsis que el Señor anunció para esta Era que “no nacerían más niños”. Eso lo anunció para el sector humano de su época, que es el mismo que evoluciona hoy. Ya se acerca ese momento. Lo sabemos por lo siguiente y por muchas otras señales: La hora más oscura es antes del amanecer. El moribundo se mejora justo antes de morir. El enfermo se empeora justo antes de curar. La población de la Tierra aumenta en todas partes de una manera extraordinaria. Pronto comenzará a declinar.
Una de las respuestas de Jesús a sus discípulos, tocante al momento de terminarse el mundo antiguo y la entrada del mundo nuevo fue: “Cuando caiga el manto de la vergüenza”. Esto significa, cuando sea conocida universalmente la verdad. La verdad de los Principios que estamos aprendiendo, y muy especialmente la verdad que trataron de adulterar con ese título falso de “no fornicarás”; pues atrayendo la atención humana y enfocándola, oponiendo al mismo tiempo una prohibición o una resistencia, precisamente defraudaron su propósito, como expusimos más arriba. El impulso del Principio de Generación se multiplicó, y buscando su salida se desvió. Así podemos ver los efectos terribles. Es el mandamiento que ha sido más quebrantado; que ha ocasionado mayor número de abusos de distorsiones mentales y de aberraciones sexuales, de males físicos, de deshonras, vergüenzas y castigos. Todo por la sustitución arbitraria de una palabra.
Todos ustedes han visto esos arbolitos japoneses enanos, retorcidos y distorsionados a un grado increíble. Los vemos como una curiosidad y como tal los admiramos, pero esto no quita que son un atentado contra la naturaleza. Como lo es un ave enjaulada y un animal amarrado. También sabemos todos que lo prohibido adquiere un atractivo fuera de toda proporción. Eso es lo que ocurrió con todos los intentos de frenar al Principio de Generación, tales como la de darle a la manzana de Adán una interpretación sexual, la de adulterar y añadir a los textos inspirados; todo por ignorancia por el empeño de ejercer dominio o poder sobre los demás.
El significado metafísico del mandamiento “No cometerás adulterio” es precisamente “No malinterpretes las leyes porque no lo lograrás”, o sea, que el efecto será el contrario de lo que tú deseas y la ley misma se encargará de dar el mentis a lo que has dicho.
Para el Maestro Jesús, el dogmatismo fanático era aún más repugnante y más digno de castigo que el libertinaje sexual y así lo expresó cuando dijo: “Ay de ti Corazin, ay de ti Bethsaída, os digo que a Tiro y a Sidón les será más tolerable el castigo que a vosotras”. Corazin y Bethsaída eran pueblos bíblicos. Cada nombre de pueblo o ciudad en la Biblia es un símbolo. Estos dos nombres simbolizan el dogmatismo y el fanatismo. Tiro y Sidón simbolizan desviacinoes sexuales. De manera que él dijo textualmente que a los pecados sexuales les sería más tolerable el castigo que al dogmatismo y fanatismo los suyos. En otras palabras, que serían más duramente castigados los fanáticos religiosos que las rameras.
Volviendo a la referencia que hice al comienzo de este capítulo, San Mateo capítulo 19, ver 4 al 12, voy a copiarlo completo:
Entonces vinieron a él fariseos tentándole y diciéndole: “¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?”. Él respondiendo les dijo: “No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo. Por esto el hombre dejará padre y madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne? Así que ya no son más dos, sino una sola carne, por lo tanto lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”. Le dijeron: “¿Por qué, pues mandó Moisés dar carta de divorcio y repudiarla?”. Él les dijo: “Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. Y os digo que cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera”. Los escribas eclesiásticos insertaron la cláusula “salvo por causa de fornicación” por su propia cuenta y riesgo. Tenían que meter de cualquier modo la palabrita y les resultó sin sentido, andando el tiempo y a la luz de las enseñanzas superiores.
Le dijeron sus discípulos: “Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse”. Entonces, Él les dijo:
“NO TODOS SON CAPACES DE RECIBIR ESTO SINO AQUELLOS A QUIENES ES DADO. Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hacen eunucos por causa del reino de los cielos. EL QUE SEA CAPAZ DE RECIBIR ESTO QUE LO RECIBA.
Si ustedes son capaces de recibirlo, habrán visto expuesto el Principio de Generación hasta el momento de mencionar a Moisés. La explicación original fue, sin duda alguna, más larga y detallada, ya que los discípulos comprendieron y dieron el comentario: “Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse”, o lo que es lo mismo “no hay para qué casarse si desde el principio fueron hechos unos”, o sea, que cuando el polo positivo y el negativo se juntan, no hay quien los separe.
Cada célula que sale del seno de Dios es mitad positiva y mitad negativa, o sea, que en el lenguaje de los humanos, y en el plano humano, la célula primitiva, o el átomo original, es femenino y masculino. Al poco tiempo de estar evolucionando, se separan los dos sexos y continúan evolucionando cada uno por su lado hasta el encuentro definitivo, al final de los catorce mil años que se necesitan para adquirir la conciencia espiritual.
Estos dos sexos son entidades separadas, independientes, destinadas a formar “pareja” algún día. Sin embargo, los hay que no desean separarse. Estos son los que Jesús llamó “eunucos por causa del reino de los cielos”.
Es altamente confortante para todo aquel o aquella que se encuentra solitario en el camino de la vida; o que se considera infeliz y mal casado, saber que en algún plano, encarnado o desencarnado, no importa, pero existe “Él” o “Ella”, la otra mitad perfecta de cada uno, esperando unirse a su alma gemela, y que tenemos todo el derecho que nos asiste de reclamar esa unión. Si nuestra alma gemela está desencarnada nos uniremos en el otro plano. Si está encarnada, nada ni nadie más puede mantenernos separados. La ley arregla todo armoniosamente para todo el mundo si así lo pedimos “DE ACUERDO CON LA VOLUNTAD DIVINA, BAJO LA GRACIA Y DE MANERA PERFECTA”. Y esa otra mitad nuestra es exactamente lo que buscamos y deseamos. Lo que nos conviene por perfecta afinidad. Muchas veces, en vidas pasadas nos hemos encontrado, nos hemos unido, y es ese recuerdo el que nos hace vivir buscándola.
Las doctrinas fabricadas erróneamente por los humanos han intercalado una ley que dice “lo que Dios ha unido, que ningún hombre separe”. Es exacto, pero la interpretación está errada. Se cree que esto se refiere al matrimonio efectuado en una iglesia con palabras pronunciadas por el religioso autorizado. No es así. Ya hemos visto que se refiere a la unión original de la pareja primitiva, simbolizadas por Adán y Eva. Y no es una amenaza contra el divorcio que es simplemente una solución humana, sino que es un consuelo ofrecido por la infinita ternura de Dios nuestro Padre, como para confortarnos diciéndonos “no temas hijito mío, tienes tu amor de siempre y para siempre”.
Jesús vivía consciente en un plano superior. A Él le costaba bajar y hablar en el plano humano. Por eso enseñó a través de tantas parábolas ya que el sentido de éstas no varía; es el mismo en todos los planos. El sentido de una parábola no está jamás sujeto a las palabras que estén de moda o en uso.
La referencia a los eunucos es casi una parábola. Se puede tomar en el sentido humano si así se desea. En el sentido científico se refiere a los neutrones, que no tienen carga positiva o negativa. Metafísicamente, los que se hacen eunucos por el reino de los cielos son los humanos que (como ustedes todos) anhelan elevarse, aprender, y estudiar lo relativo a los planos superiores. Pero como dijo el Maestro, “El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba”.
Observen ustedes que los grandes Maestros evitan pormenorizar cuando se habla de ese mandamiento. Hacen tal como hizo Jesús, dicen algo críptico, y que lo comprenda el que sea capaz de comprenderlo. ¿Por qué? Porque la mente de esta Quinta Raza Raíz que somos nosotros, está evolucionando entre dos planos. Tiene gran parte animal aún, y el animal ni raciocina ni sabe controlarse. Si le dan la luz verde se desborda. Si le ponen la roja se fulmina él mismo. Es un punto de equilibrio muy difícil de mantener. Demos gracias al Padre que ya nosotros estamos con un pie levantado para subir al próximo escalón, y acordémonos del episodio de Jesús, cuando vinieron a presentarle a una mujer que fue sorprendida en flagrante adulterio, y que, de acuerdo con las leyes de Israel debería ser apedreada hasta matarla. El Maestro no respondió una sílaba. Se puso a jugar con un dedo en la tierrita a sus pies. Los hombres que la habían traído se fueron yendo uno tras otro y cuando se encontraron solos, le dijo Jesús: “Mujer, ¿A dónde se han ido tus acusadores?”. Ella contestó: “No lo sé, Señor”. “Tampoco yo te acuso. Vete en paz”, fue la contestación del Maestro.
Extraído del libro “Metafísica 4 en 1” de Conny Méndez
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