Se tu propia Luz
Ordena tus actividades, otorgale espacio a la alegría, dinamismo a tus obras, sensatez a tus ideas, libertad a tus sueños, abundancia a tu generosidad y cuidado a tu templo físico. Luego siéntate a esperar como se multiplica en ti la felicidad, la sencillez de tu labor, la claridad de tus pensamientos, la realización de tus metas, el incremento de tus valores y la sana disciplina en tu cuerpo.
La indecisión es aquello que no queremos aceptar por verdad, por temor a perder algo. A veces es solo egoísmo nuestro al cual ponemos excusas para no entenderlo, olvidando que a veces el amor es dejar ir antes que retener.
Por sobre la intensidad de los acontecimientos, genera paz en cada una de tus acciones. En la urgencia de las presiones, mantén tus ideas claras y el control de tus emociones.
Ante la celeridad de los acontecimientos, haz la pausa necesaria hasta que estos se presenten y resuelvan en orden de importancia.
Los conceptos que formamos de las personas muchas veces causan decepciones. No es bueno crear moldes porque al definirlos creamos supuestos comportamientos que deseamos obtener de los demás y cuando no cumplen los requisitos que deseamos terminamos haciendo o creando daño.
Así es que a veces lo que se entrega no es igual a lo que se recibe. Es allí donde se forja la templanza, no esperando más de los demás sino esperando más de nosotros mismos.
Aquellos que nos obstaculizan, impiden y atacan son nuestros maestros de la tolerancia, del respeto y de la formación de nuestro entendimiento sobre lo que origina nuestra creencia y misión ahora: La Humanidad.
Aprender de los errores significa edificar sobre ellos, las columnas de nuestra propia sabiduría.
Podemos aprender del pasado, utilizarlo para desechar los moldes que creamos mentalmente y no volver a recibir decepciones de los demás.
Lo que se pide en la luz, vendrá de la luz. Haz en tu diario de vida un alto para meditar y encontrar en el silencio de tus aflicciones tus respuestas.
Sueña, Permítete la calma que otorga alcanzar el sueño cuando tu conciencia reposa en la transparencia de tus actos.
En la noche despejada, en cada brillo estelar advierte muchas intenciones bien encaminadas y sonríe satisfecho no por la tuya sino por la de los demás
En la Tierra la gran batalla final la ganará quien se venza a sí mismo.
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